Estaba en medio del campo, vio el cielo estrellado, la brisa lo amaba, los grillos le entonaban sus cánticos, y lo más lindo después de ver el cielo, era jugar con las luciérnagas inquietas (Sigue Celia) que parecían luces de neón, que se movían como ojitos brillantes, guiñando incesantes en la oscuridad.
Entonces el abuelo Bartolo se sentó debajo de un árbol, a la luz de la luna llena y todos los animalitos comenzaron a rodearlo mulitas, chinchillas, etc...
Se acomodaron, porque la historias estaban por empezar, se hizo un gran silencio y entonces, se escucho...
HABÍA UNA VEZ.................................
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